La memoria del olvido

El pasado lunes, con motivo de la apertura del nuevo curso judicial, fue presentada por la fiscal general del Estado, la Memoria de la Fiscalía General del Estado (FGE).

 

Este resumen, deja datos escalofriantes, datos ‘para hacérselo mirar’, a pesar del descenso de causas, en relación al año 2019, al suspenderse plazos procesales por la crisis del coronavirus.

 

Leer que los casos de acoso sexual en Internet a menores presenta una subida en 2020 de un 55% frente al año anterior, ya es para echarse las manos a la cabeza y dar un paso al frente, pero si el resumen alerta como lo hace de una subida de un 175 % con respecto al 2018, indudablemente ya hay que dejar de ‘otear el horizonte’ y tomar la senda que va derecha al problema. Desviarse del camino y no poner soluciones efectivas solamente nos lleva a un callejón sin ninguna salida, en el que la oscuridad hará de las suyas, sin ningún pudor.

 

El Ministerio Fiscal mostró su desasosiego por la ascendencia de ciberdelitos y la evolución al alza que se muestra contra la libertad sexual de los menores. También habla de estabilidad en delitos referidos a pornografía infantil, pero comenta que estos datos no responden a la realidad, al no ser denunciados la mayoría de ellos.

 

Y sigo leyendo y la cosa no mejora. Un 28,3 % de subida respecto al año anterior de ‘presuntos abusos sexuales’ a menores, ya incita a mucho cabreo y a pensar si las prioridades realmente existen. Pensar en una media de dos casos semanales, como recoge esta memoria, hace dudar de la clase de sociedad que somos y del camino que llevamos.

 

El archivo de las causas es algo habitual, al no poder demostrar lo denunciado, ya que estas prácticas se hacen sin testigos y el testimonio de la víctima, en la mayoría de ocasiones es lo único que hay. Las dificultades para demostrar o investigar los hechos se vuelven en contra de quien o quienes pueden llegar a padecer las consecuencias de unas secuelas, que en muchos casos los acompañaran toda la vida.

 

El silencio se vuelve cómplice de muchos sufrimientos, al igual que la cobardía de personas que lo permiten. La falta de humanidad se hace visible mientras las estadísticas suben y personas sin nombre pasan a formar parte de Memorias, en las que el olvido será su próximo castigo.

 

 

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