Ante el desconcierto general por la tardanza en hacer públicas las intenciones de la vuelta al cole y el malestar que todo ello está provocando en familias y en docentes a dos semanas escasas de que empiece el curso, volvemos a ver la improvisación como tónica general.
Desde que empezó esta Pandemia hay cosas que no se entienden y el que cada Comunidad tenga una vuelta al Cole distinta es una de ellas. Entiendo que las competencias se han delegado en las diversas comunidades autónomas, pero sinceramente el virus es el mismo en todas ellas .
Desde hace semanas hay padres que me expresan el miedo a esta apertura y su enfado por no hacerles partícipes de su opinión al respecto, sobre todo cuando entre ellos hay niños con problemas de salud. En una situación excepcional como es ésta, no se puede mandar mensajes de tranquilidad y “recordar “después que existen los protocolos de absentismo para quienes decidan no llevar a sus hijos a un centro educativo por miedo. Esto no da tranquilidad, al contrario, enfurece aún más y hace el efecto contrario.
Me gustaría recordarles que también existen Protocolos de Acoso Escolar y de oficio. Apenas he visto que se abran.
Vivir con miedo es una de las peores cosas que pueden existir y para quitar ese miedo, hay que demostrar seguridad y confianza y eso se consigue poniendo medidas efectivas que garanticen el Derecho a la Educación y el Derecho a la Salud, tanto de niños como docentes, ya que el Colegio no solamente es temario, también es aprender a convivir, autonomía y socialización entre otras cosas .
Tampoco aporta tranquilidad la firma de documentos responsabilizando a los padres de lo que ocurra en los centros. En mi caso, sé perfectamente la responsabilidad que tengo con mis hijos y no porque me lo diga ningún artículo de nuestra Constitución, pero esos mismos artículos también hacen responsables a los centros, de lo que allí les ocurra. Como ven, cruzar la delgada línea roja de la legalidad, no es tan fácil a veces, porque para muchas cosas la base legal es incierta. Es decir, podemos estar en el mismo mar, pero no en el mismo barco.
Ante un futuro incierto, que empeora día tras día y que amenaza con complicarse aún más, espero que en este país de prioridades, como hace un tiempo fue definido, por una persona allegada a mí, compatibilizar el Derecho a La Educación y el Derecho a la Salud sea posible sin que nadie salga perjudicado .